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San Antonio y del señor San José y ellos y ellas [soldaderas] se vistieron con los ornamentos para hacer la ceremonia, can- taron misa, tocando uno de ellos (sin saber nada) en el órga- no, rematando con baile con la vestimenta sagrada y mataron una res en el atrio e hicieron su comelitón y borrachera final todo dentro de la iglesia. Andaban en las azoteas del templo y asomándose a los balcones vestidos de padres y las mujeres 54 también con alba y casulla . Pero la `fama´ de los carrancistas no se debía solamente al ataque que hacían en contra de la religión católica (parte vital para la llamada identidad queretana), sino también a los robos que continuamente cometían en contra de la población. De he- cho, no sólo robaban sino que después vendían lo robado en la misma ciudad55. Así lo refiere Licastro: «¡El colmo del cinismo! En la Estación del [Ferrocarril] Nacional se están vendiendo por los soldados carrancistas, catres de metal, colchones de alambre, roperos, tocadores, máquinas de coser y escribir, etc. Objetos que se han robado en esta ciudad y que también les llegan de Celaya; sólo algunos gachupines han comprado estos 56 objetos» . Por acciones como esta, el mismo Licastro anotó en su dia- rio algunas formas `chuscas´ con que los queretanos se referían a los carrancistas, una de ellas dice así: «Los chuscos, paro- diando el nombre de fuerzas Constitucionalistas, les llama: CON SUS UÑAS LISTAS, por el número de robos que han co- metido en todo el país»57. Por su parte, Valentín Frías refiere esto mismo de la siguiente manera: «El pueblo ha cambiado el 54 Frías, Valentín, septiembre 3 de 1914, p. 95. 55 Es probable que algunas personas que sufrieron los robos, tuvieran que ir a comprar lo que les habían robado. 56 Abril 13 de 1915, p. 99. 57 Licastro, septiembre 14 de 1914, p. 41. 144

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